Entre sexualidad y erótica, ¿dónde está el psicoanálisis?

Entrevista a Gonzalo Percovich

Créditos de la imagen: fotograma de Eyes Wide Shut, (1999), Stanley Kubrick


El pasado 19 y 20 de abril, contamos con la presencia de Gonzalo Percovich en Asunción, quien bajo el título “El sexo y sus joyas indiscretas”[1], propuso un seminario acerca de la emergencia de la sexualidad en tiempos de Freud. A partir de la propuesta genealógica dirigió la mirada a dos insucesos (sexuales) ocurridos en Berlín y en Viena en los tiempos de inicio del psicoanálisis, y advierte las tensiones políticas que se juegan en la producción erótica. Compartimos con nuestrxs lectores la siguiente entrevista con preguntas que nos despertó el seminario.

Jopara: Si como mencionaste, otro modo de concebir la historia por fuera de los grandes relatos progresivos es tomar en cuenta las disrupciones, una propuesta de Nietzsche, retomada por Foucault… ¿cómo ubicarías la noción de los insucesos que presentaste?

Gonzalo: Antes que nada quisiera agradecer la invitación que me hicieron Sofía Casanova y Judith Cartes, para compartir mi trabajo de seminario con ustedes, así como la recepción notable del público. Diría que un público muy entusiasta y absolutamente concernido por la temática ya sea en el trabajo de lectura previo realizado, así como de exploración de los films sugeridos.

Con respecto a la pregunta respondería que la noción de insuceso creo que es el modo de abordar una posible genealogía del psicoanálisis, tanto en el sentido que la genealogía (a la manera de Foucault) entiende, aquello que fue “no logrado” y que tuvo posteriormente efectos; y también porque apunta a un horizonte fragmentario, es decir, a no constituir “un relato unitario”.

En cuanto a los insucesos que tomé, diría que algunos de ellos fueron algo “azarosos”, en el sentido que a lo largo de la exploración genealógica me fui encontrando con ellos. Por ejemplo: el insuceso Magnus Hirschfeld-Sigmund Freud fue un descubrimiento a partir de la lectura de las correspondencias de Freud con Jung y con Abraham. Allí encontré una “pequeña historia” poco conocida en el ámbito psicoanalítico, si bien quedó un registro de ella, a la vez que quedó callada. Era tiempo de ponerla a hacer valer ya que ese desencuentro marcó las vías distintas que hubo entre el campo gay y lesbiano, y el psicoanálisis. Es decir, que a la manera genealógica, dicho asunto es de una gran actualidad. Con respecto al insuceso de la puesta en escena de la pieza de teatro de Arthur Schintzler “La Ronda” (Reigen), también fue un descubrimiento a partir de la lectura de la obra del escritor vienés. Era de mi conocimiento la célebre carta que Freud le había escrito diciéndole del temor que tenía de encontrárselo por la expectativa de encontrarse con su doble y a partir de esa carta, casi de orden confesional me puse a ver cuáles eran las obras de Schnitzler que Freud citaba en sus textos doctrinales. Eran unas cuantas, pero no aparecía en ningún momento La Ronda; fue explorando los distintos mundos que sustentaban la creación del psicoanálisis en Viena lo que me hizo llegar a dicha pieza teatral. El asunto era el sexo… Y allí descubrí una obra capital para explorar el clima de época con respecto a ello. Poco tiempo después caí en la cuenta de que La Ronda decía más de las prácticas amatorias, de los “vericuetos” del deseo, y de las múltiples eróticas, que del sexo mismo.

Pero el punto que entiendo es de gran actualidad es el montaje periodístico propagandístico que realizó la derecha cristiana en aquel entonces. Encuentro que allí hay un insuceso que también nos enseña de nuestra actualidad.

Jopara: ¿Qué diferencia hay entre Historia y genealogía? Porque siempre se habla de la historia del psicoanálisis; pero se puede hablar también de una genealogía del psicoanálisis. ¿En qué consistiría la misma?

Gonzalo: El texto de M. Foucault que más nos enseña sobre ese asunto es, sin dudas, Nietzsche, la genealogía y la historia, pero no hay que olvidar tampoco La arqueología del saber. Pero si tuviera que decirlo en pocas palabras, diría que la genealogía apunta siempre a aprehender la emergencia de los conceptos, cómo surge una noción como pudo haber sido “la sexualidad”, y brinda elementos para arrancarla de cualquier pretensión esencialista. La genealogía es fragmentaria, se deja llevar por los “blancos” en la historia y desconfía de cualquier pretensión de relato progresivo: que una causa lleve a una consecuencia, o analizar los antecedentes de algo para luego describir exhaustivamente un suceso histórico. La genealogía busca acontecimientos más que “hechos históricos”. Y por último, la genealogía hace elogio a los anacronismos, cosa que los historiadores rechazan de plano. La genealogía leerá eventualmente algún insuceso con respuestas del presente y al mismo tiempo reincorporará dicha lectura a la actualidad.

Jopara: Fue muy interesante la manera en que, a través de los más variados recursos[2] (textos científicos y literarios, películas, pinturas, fotografías) planteaste los insucesos que hacen a esta genealogía foucaultiana, ¿podrías referirte a los mismos?

Gonzalo: La genealogía precisa de los archivos, inevitablemente, y de ese modo resulta vital recurrir no sólo a la letra escrita (que es esencial) sino también a los films, las fotografías, las pinturas, ya que abren otras dimensiones de la apuesta genealógica. Podría decir como ejemplo que la célebre foto del Congreso Psicoanalítico de Weimar de 1911 dice mucho de lo que estaba sucediendo en la interna del movimiento psicoanalítico así como de su presentación al mundo. Allí precisamente, si se observa bien Magnus Hirschfeld ya no estaba en dicha foto.

Jopara: ¿Cuál es el aporte que puede dar la correspondencia a la doctrina? ¿Se puede considerar que formaría parte de la obra total? ¿es la correspondencia un paratexto de las obras completas de Freud?

Gonzalo: Creo que esta pregunta es esencial. A esta altura podría decir que ya no es más posible leer a Freud sin leer su correspondencia. Creo que es la única manera de no erigir la obra freudiana en un monumento. Sin la lectura de la correspondencia no podemos apreciar las tensiones políticas, transferenciales y personales que moldearon la doctrina freudiana.

Jopara: Dentro de los escritos de Arthur Schnitzler, se encuentra la obra teatral “La Ronda”[3] que causó un verdadero escándalo, no solo en la sociedad berlinesa sino en la vienesa. En esta se muestra que ante el sexo somos todos iguales[4], no así el pertenecer a determinada clase social (la burguesía). La obra muestra que los diálogos se van desarrollando y complejizando a medida que gira la ronda y los personajes ascienden de categoría socioeconómica. ¿Qué podrías decir sobre esta diferencia? ¿cómo relacionarla con el saber y el poder?

Gonzalo: Efectivamente, creo que la pieza de teatro tiene su punto culminante en la escena del matrimonio burgués. Creo que Schnitzler quiso mostrar la doble moral burguesa y en ello no se detuvo. Creo que en ese sentido, Freud fue mucho más “medido” en revelar esa moral burguesa. Freud no era dramaturgo, pero en muchas de las descripciones de sus estudios de la histeria parece cuidar mucho a las jovencitas burguesas de los deslices posibles de una vida más liberada. Un asunto a explorar.

Y en cuanto a la cuestión del poder, sin duda se muestra claramente en la obra de Schnitzler, así como los efectos de la vida en sociedad de la condición social, especialmente de las mujeres. En ese sentido cabe destacar su última novela: Teresa, que cuenta el triste destino de una institutriz que tuvo un hijo (fuera del matrimonio) y las tristes consecuencias de ello.

Jopara: Freud fue parte de los científicos que trabajaban y hablaban de la sexualidad en la conocida “Scientia Sexualis”, sin embargo hay diferencias fundamentales: ¿Cuáles son los puntos de diferencia y contacto entre el psicoanálisis y las scientia sexualis? ¿Qué lugar ocupa el psicoanálisis en la scientia sexualis hoy y cómo se desmarca?

Gonzalo: ¡Es una pregunta que nos llevaría a escribir un artículo! Pero para decirlo en pocas palabras, sin dudas lo que desmarca a Freud de la ciencia sexual es su noción de pulsión sexual en su más pura dimensión contingente. Ello está muy bien descrito en el primer ensayo de los Tres ensayos… y es Arnold Davidson que lo profundiza muy bien en su libro La aparición de la sexualidad.

Por otro lado, es importante destacar que la noción de evolución libidinal causó estragos en la práctica analítica y fueron precisamente algunos de los científicos sexuales los que se desmarcaron de dicho “credo psicoanalítico”. Las cosas no son blanco o negro.

Jopara: En tu seminario señalas que Magnus Hirschfeld fue el iniciador del movimiento a favor, no solo de los homosexuales, sino de personas trans y queer. Hirschfeld fue parte del grupo de Sigmund Freud ¿Qué consecuencias tuvo para el psicoanálisis el distanciamiento entre ambos?

Gonzalo: Creo ya haber respondido a esta pregunta pero podría agregar que es recién Paul B. Preciado quien vuelve a reconsiderar a Magnus Hirschfeld no sólo en el campo gay sino en los primeros intentos de operaciones trans y de ese modo vuelve a interrogar al psicoanálisis.

Jopara: ¿Qué posibilidades abre el cambio paradigmático de Hirschfeld en su propuesta de una comunidad electiva incluyendo la dimensión de la naturaleza frente a los actos contra natura?

Gonzalo: Sin duda, creo que uno de los aportes más importantes que posibilitó Hirschfeld fue la de crear una verdadera comunidad electiva y ello inauguró un modo y un estilo que hoy mismo podemos apreciar en el movimiento LGBT. Un tema esencial.

En cuanto a la cuestión de “natura” “contranatura” creo que eran términos propios de la ciencia sexual pero que a su vez fueron esenciales para combatir los estragos jurídicos de aquel entonces. Y al mismo tiempo ponía en cuestión un pensamiento de tradición judeo-cristiana que estaba (y está) arraigado hasta el día de hoy con respecto a la llamada “sodomía”.

Jopara: Mientras que Freud construye un aparato psíquico colocando el origen de la sexualidad en el mecanismo de la represión (verdrägnung), para Foucault la sexualidad es el efecto de los discursos sociales organizados por dispositivos de poder ¿Cómo se ubicaría la erótica en este cruce? ¿De qué modo juega la política en la producción de la erótica?

Gonzalo: Es una pregunta sumamente interesante ¡y ameritaría un seminario de un fin de semana! Pero podría responder remitiéndome a un excelente artículo de Teresa De Lauretis Sexualité: biopouvoir ou Trieb? que apareció publicado en el Cahier de L’Herne Foucault de 2011, en Paris. Allí explora esta tensión entre la propuesta revolucionaria freudiana y la apuesta foucaultiana. Un tema que sería imprescindible seguir muy de cerca, en el sentido que llegado un punto nos plantea la pregunta de si son finalmente conciliables la propuesta psicoanalítica y la foucaultiana.

Jopara: Señalaste que la emergencia de la noción de sexualidad se produce en un campo de fuerzas, en el que la dimensión del poder se pone en tensión con la del saber. ¿Cuáles considerás que constituyen los campos de fuerza en el debate actual sobre la sexualidad?

Gonzalo: Creo que la noción de sexualidad está en declive y que ya existen otras respuestas mucho más válidas para dar cuenta de “la cosa sexual” (aunque parezca contradictorio). Creo que hoy el término capital sería, a mi entender, la erotología y en ello, entre otros, fue Jean Allouch el que abrió esa senda.

Pero es claro que hay un campo de fuerzas instalado ya desde hace un buen tiempo entre los estudios de género, gay y lesbianos, los porn studies, los múltiples feminismos, y la experiencia trans. Si el psicoanálisis no se deja “coger” por dichos estudios, el psicoanálisis en poco tiempo será letra muerta.

Jopara: A lo largo del seminario, fuiste destacando la distinción entre sexualidad y erótica, ¿cómo se juega ésta en la apuesta genealógica frente a la que debemos estar advertidxs lxs psicoanalistas?

Gonzalo: Uno de los motivos principales de mi seminario fue explorar lo que M. Foucault dio en llamar “el dispositivo de sexualidad”. El movimiento viene siendo en la línea de “poner en su lugar” esa producción discursiva y no discursiva, para permitir desplazamientos imprescindibles. La vía estaría mucho más marcada por la erotología que por la sexualidad.

Muchas gracias nuevamente por su interés y espero haber podido responder a sus inquietudes.

Preguntas elaboradas por Ma. Eugenia Escobar, Ma. Victoria Ayala y Alejandra Gómez

  1. https://ecole-lacanienne.net/es/event/el-sexo-y-sus-joyas-indiscretas-3/


  2. Hay una Ronda artística en el desarrollo de tu trabajo: Grabados (Hogarth, 1736) – Obra de teatro (Schnitzler, 1900) – Película (Ophuls, 1950), ¿daría cuenta esto de la método genealógico?


  3. Obra teatral escrita en 1897. Polémica por describir escenas sexuales que transgreden normas sociales de clase.


  4. Percovich, G. “El sexo, razón de todo” Revista Opacidades Nro. 11 – Otros tiempos: debates, notas, comentarios (2022)


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